
Por Adrián Ahjuech
El parque que nunca llegó, que no existe.
Con bombo y platillo, en mayo de 2023, el presidente municipal colocó la “primera piedra” de lo que sería el Mega Parque Urbano Suroriente, en Miguel de la Madrid y bulevar Independencia. Un proyecto millonario de 70 mil metros cuadrados que prometía canchas, foros al aire libre, áreas verdes, gimnasios, juegos infantiles, ciclovías y más.
Hoy, más de un año después, ni una sola máquina ha tocado el terreno. No hay avances visibles. No hay obra. Solo hay una piedra, símbolo de una promesa rota.
Y si eso no fuera suficiente, en campaña del 2024 también prometió un parque en Anapra. Sin embargo, fue hasta junio de 2025 que lo volvió a mencionar, apenas anunciando que “ya viene el proyecto”. Es decir, ha pasado más de un año desde que lo prometió y solo hasta ahora se empieza a mover, con suerte para llegar a inaugurarlo en 2027… justo cuando buscará ser gobernador.
Nada es casualidad. Después de tantos tropiezos de las direcciones a cargo, ya no sorprende que no cumpla. Basta con revisar el estado de las dependencias clave:
- Obras Públicas, sin capacidad de ejecución efectiva.
- Ecología, incapaz de responder a las necesidades básicas.
- Desarrollo Urbano, desorganizado y dando licencias por doquier.
- Parques y Jardines, desaparecido y “sembrando palos flacos”, como si fueran árboles.
- Asentamientos Humanos, inoperante y corriendo indigentes.
- Desarrollo Social, despensas echadas a perder y que antes era el motor de los gobiernos, hoy es una dependencia sin rumbo.
Los errores no son aislados: se han vuelto una constante. Y cada nuevo error le cuesta más al presidente municipal, que gobierna como si fuera el único al mando.
Porque ni su secretario del Ayuntamiento ha sabido salir al quite para contener el desastre administrativo que los rodea.
Así que el verdadero reto para el presidente municipal ya no es cumplir sus promesas de campaña.
El verdadero reto es que alguno de sus lacayos no salga con una nueva tontería que vuelva a exhibir al gobierno como lo que ya muchos ciudadanos perciben: inepto, desorganizado y cada vez más parecido a un show de improvisación que a una administración seria.
Por eso la ciudadanía ya no espera. En el último ejercicio de Presupuesto Participativo, la gente votó por proyectos que sí se hicieran: más parques, más áreas verdes, restauración de espacios comunitarios y organización de festivales vecinales. Porque ya no creen en su gobierno. Y porque entendieron que solo organizándose y presionando directamente se logra algo real.
La piedra ya está puesta. Lo que no está claro es si la construyeron para un parque… O para enterrar la confianza de los juarenses.