
Eran las 10 de la noche del 9 de abril de 1936 cuando un grupo de militares al mando del general Rafael Navarro Cortina llegó hasta una residencia de la colonia Anzures en la Ciudad de México, donde sorprendió a su morador, que se encontraba ya en pijama.
El objetivo del operativo era la captura del general Plutarco Elías Calles, el llamado jefe máximo de la Revolución Mexicana ordenada por el propio general Lázaro Cárdenas, presidente de México, tras una serie de disputas por el poder en las que se derramó sangre en el mismo Congreso de la Unión y en las calles de la capital.
Calles padecía una fuerte gripa y se encontraba leyendo el libro Mi lucha de Adolf Hitler cuando fue sorprendido por las fuerzas de gobierno. Reconoció a su captor, quien le notificó la orden de salir del país, pero escoltado por los militares.
El jefe máximo, emanado del grupo Sonora al que perteneció Adolfo de la Huerta y Álvaro Obregón, tuvo el poder por espacio de 10 años más allá de las instituciones. Puso y quitó presidentes de la República a su antojo y conveniencia.
En pijama vio cómo el poder se esfumaba y preguntaba los motivos. Navarro le respondió: “Soy un soldado y solo obedezco órdenes”.
A las seis y media de la mañana, fue llevado al aeropuerto de Balbuena, donde ya se encontraban sus colaboradores Luis N. Morones, Melchor Ortega y Luis L. León. Los tres fueron subidos a un avión que los llevaría a Brownsville, Texas. Por su salida intempestiva, el embajador estadounidense, Josephus Daniels, tuvo que tramitar un permiso de emergencia para recibirlos en territorio estadounidense, donde radicaría por espacio de 5 años, hasta que otro presidente de México le permitió regresar al país, ya sin ningún tipo de poder ni idolatría entre los grupos políticos.

Con el destierro de Calles, el general Lázaro Cárdenas puso fin al llamado Máximato, pero conservó al Partido Nacional Revolucionario (PNR) que el callismo fundó en 1929 tras el asesinato de Álvaro Obregón y, claro, también el autoritarismo. Al PNR lo transformó en Partido de la Revolución Mexicana (PRM) y después fue renombrado como Partido Revolucionario Institucional (PRI), que se mantendría en el poder por espacio de 70 años ininterrumpidos.
El mismo día de la expulsión, los periódicos de la época dieron la noticia antes de que el Gobierno de México difundiera un comunicado oficial donde el presidente Cárdenas explicaba las razones de la expulsión y señalaba que asumía la responsabilidad legal y política del hecho.
La prensa de la época comentó que era muy probable que Clark Lee, corresponsal de la Prensa Asociada de México, fuera quien le dio la noticia antes del comunicado oficial; también se especuló que la noticia se filtró por medio de los círculos diplomáticos cuando Josephus Daniels gestionó su visa por teléfono.
De Texas, Calles se fue a residir a San Diego, California, donde vivió hasta que Manuel Ávila Camacho le permitió regresar a México. Su captor, Rafael Navarro, fue nombrado gobernador de Baja California.
Resultó falso lo que se decía popularmente: “Oaxaca dio dos caudillos [Juárez y Díaz], Coahuila dos caudillejos [Carranza y Madero], Sonora nos dio dos pillos [Obregón y Calles] y Michoacán dos pendejos” [Ortiz Rubio y Cárdenas].