
Por Adrián Ahjuech
En Ciudad Juárez, los camellones ya no son simples franjas de pasto, árboles y banquetas. Ahora son, oficialmente, oportunidades de negocio. El nuevo plan del Municipio, con nombre tierno y aroma a “programa social”, se llama “Adopta un Camellón”. Según la versión oficial, la Dirección de Desarrollo Urbano —encabezada por la siempre creativa “yo te vendo todo” Claudia Morales Medina— busca que las empresas socialmente responsables se unan para “embellecer” la ciudad.
La propuesta suena tan noble como adoptar un perrito… hasta que uno recuerda que, hace apenas semanas, en plena avenida Ejército Nacional, un camellón perdió sus árboles para abrir paso a un acceso vehicular de un hotel privado. Y es aquí donde el sarcasmo se vuelve política pública: ¿quién necesita licitaciones o procesos transparentes si ahora puedes “legalmente” apropiarte de un tramo del espacio público, con aval municipal y todo?
No es teoría. El caso de “Mi plaza Talamas” lo dejó claro: un empresario se tomó muy en serio lo de “adoptar” y terminó con el camellón en comodato, aprobado por el Cabildo, para convertirlo en estacionamiento. Precedente perfecto para que mañana otros digan: “Si él pudo, ¿por qué yo no?”.
Y mientras el Municipio presume su “alianza” con la iniciativa privada, el ciudadano común se pregunta:
- ¿No es para eso que existe Servicios Públicos y embellecer la ciudad?
- ¿A poco luego no van a facturar el mantenimiento como si fuera obra propia?
En el papel, el programa es para rehabilitar y mantener espacios verdes. En la práctica, abre la puerta para que el verde se cambie por cemento, logotipos y accesos privados. Los camellones, esos espacios que deberían ser de todos, quedan listos para el empresario con el colmillo afilado y la chequera lista.
Porque aquí, más que cuidar la ciudad, parece que la consigna es entregarla por tramos al mejor postor. Y mientras las denuncias ciudadanas se pierden entre comunicados optimistas, fotos de “antes y después” y la sombra de los árboles desaparece… pero el sol siempre brilla para quienes saben negociar con el poder.
En Juárez, el verde que importa no está en los parques: está en los billetes.