Pese al incidente protagonizado en la caseta de Sacramento hace unos días cuando fue atorado por el Ejército y la Guardia Nacional por viajar en convoy tipo narco por las carreteras del estado, el alcalde Cruz Pérez Cuéllar no aprende. Sigue en campaña usando ilegalmente recursos públicos de los juarenses.
La atorada que le pusieron las fuerzas federales, puso en evidencia el uso irregular de los escoltas fuera del territorio del Municipio, con armas oficiales y algunas quizás no, pero todas sin permiso de porte que debe tramitarse vía Secretaría de Seguridad Pública del Estado ante la Defensa. No lo han hecho y por eso la atorada y la sacada de gases que producen los burritos de Villa Ahumada, que le dieron al alcalde.
Los escoltas de Cruz mostraron micas piratas a los militares, ni llevaban oficios de la Secretaría Estatal firmados por su titular Gil Loya, ni tienen facultades para acompañar al alcalde en todos los municipios, es ilegal, dicen.
De hecho, los escoltas llamados guardias presidenciales, estaban a un pie de ser esposados cuando el alcalde quemó un cartucho de los grandes con los altos mandos de la Defensa y quizás con Harfuch. Ya se sentían en el bote y alguien me hizo el favor de darle la llamada “cortesía” y dejarlos ir gracias a los buenos oficios que da el pertenecer a Morena. Nadie sabe a quién llamó, los militares recibieron la orden de dejarlos ir.
Pero la historia no termina ahí Cruz sigue sin tramitar los oficios y está semana regresó a la ciudad de Chihuahua y mañana continúa su campaña electoral en Nuevo Casas Grandes, la región que ridiculizó por las ruinas de Paquimé y estará también en Galeana la tierra dominada por el cartel que también es amo y señor en Ciudad Juárez. Allá quizás no necesita escoltas y sea respetado por el Oso, el Wacho y el Güerito en su recorrido por el Noroeste, quizás no necesita escoltas y se sienta como en casa.

