
Este martes termina la política de los abrazos y no balazos juntos con el sexenio de Andrés Manuel López Obrador. Con ellos se reinicia el contador de muertos para el gobierno de Claudia Sheimbaum que prometió no brazos cruzados para los narcos. Con López Obrador, al igual que con Peña y Calderón, la sangre no dejo de correr en 6 años y seguirá corriendo por 6 años más con Sheimbaum. No hay duda. El tabasqueño se va, pero deja más de 191 143 carpetas de investigación por homicidio acumuladas hasta julio, según el último reporte del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Son más muertos que en una guerra militar y la impunidad es la reina que destaca lo mismo en casos comunes como emblemáticos como la masacre de Bavispe donde niños y mujeres de la etnia LeBarón fueron asesinados por el narco. El reporte del Secretariado indica que en 2024, el 44 por ciento del total de homicidios en el país se concentraron en seis estados entre los que destaca Guanajuato con mil 825 crímenes; Baja California con mil 424; el Estado de México con mil 384; Chihuahua con mil 181; Jalisco con mil 122; y Guerrero con mil 005. El sexenio quedará marcado también por el Culiacanazo y la protección al Cartel de Sinaloa que se evidenció en esa entidad con la reciente captura de Ismael El Mayo Zambada y por cuya extracción de México resurgió la narcoviolencia. Se va pero deja un rastro de sangre.