
En el narcotráfico, las historias de vida son cíclicas y sus protagonistas siguen un patrón en su carrera delictiva, siempre protegidos por la corrupción policíaca y política para ascender y una vez terminado ese ciclo, terminar en la cárcel o muertos en los barca de Caronte. Es el caso de Pablo Acosta Villarreal, un capo de la vieja escuela que durante muchos años controló el trasiego de drogas en la frontera de Ojinaga, la llamada perla del desierto en el estado de Chihuahua. El Zorro de Ojinaga como fue popularizado por un corrido cantado por Los Tigres del Norte y cuyo personaje fue rescatado por las series de Netflix, pertenecía a un grupo de narcotraficantes que lideró Pedro Avilés, El León de la Sierra y a nivel más alto, Pablo Escobar Gavirria, el líder del cártel de Medellín. En la prensa se consigna que Pablo Acosta se inició en el narcotráfico a los 21 años de edad. En la actualidad jóvenes de menor edad son reclutados en forma permanente por el narcotráfico. El Zorro cruzaba el río Bravo droga y fue aprehendido en 1968. Enviado a una prisión de Pecos, Texas y sentenciado a 8 años de prisión cuando fue liberado regresó a Ojinaga en donde el trasiego de drogas ya era controlado por Pedro Avilés, quien asesinó en alguna ocasión a su encargado de plaza, Domingo Arana tras acusarlo de robar mercancía. En su lugar, Manuel Carrasco ascendió y empleó a Acosta Villarreal. Tres años después Carrasco huye de Ojinaga tras asesinar en una cantina a Heraclio Rodríguez Avilés, sobrino de Pedro.‘El Zorro de Ojinaga’ quedó al frente de la plaza y logró cruzar hasta 60 toneladas de cocaína. Pedro Avilés fue asesinado en 1978 y desplazado por el cártel de Jalisco, también al servicio de los colombianos que siguieron empleado a Pablo Acosta quien como capo, se convirtió en mentor y jefe de negocios de Amado Carrillo Fuentes, mejor conocido como ‘El Señor de los Cielos’, mismo que años después lo traicionaría y enviaría al mismísimo zar antidrogas Guillermo González Calderoni a asesinarlo en el rancho Santa Elena. Era abril de 1987y la versión oficial fue el suicidio, pero testimonios de agentes que participaron señalaron que fue abatido. De cualquier forma su muerte se convirtió en Parteaguas por el ascenso de Amado Carrillo y el nacimiento del cártel de Juárez que recientemente y tras más de 3 décadas de dominar la perla del desierto, fue desalojado de Ojinaga por grupos de sicarios que arribaron del Valle de Juárez, Coyame, Manuel Benavides y tomaron la plaza. La familia Cabrera de Durango, perteneciente al Cártel de Sinaloa, es la que domina ya ese agreste territorio. La historia se repite al igual que la de Sísifo que castigado por Zeus, roda una roca cuesta arriba de una colina y una vez en la cima, la piedra se regresa al inicio. Es un eterno ciclo, aún en tiempos de la Cuarta Transformación. El trasiego sigue. También la muerte.