
En Chihuahua bien debiera preocupar las amenazas a la soberanía mexicana que Donald Trump lanzó al anunciar que declarará como terroristas.
Si bien es cierto que el narco está presente en todo el territorio nacional, aquí operan entre 12 y 20 organizaciones satélites agrupadas en torno a los cárteles de Sinaloa y de Juárez, además del Cártel de Jalisco Nueva Generación y del que lideraba Rafael Caro Quintero.
Las organizaciones delictivas mantienen una confrontación que nada más en Juaritos dejan cada año más de mil muertos y que desde el 2008 a la fecha, suman 40 mil ejecutados.
La presencia delictiva ha crecido mientras que la Fiscalía General de la República, el Ministerio Público Federal se replegó al calor de la política de abrazos, no balazos aplicada en la pasada administración.
La amenaza de declararlos terroristas implicaría violaciones a la soberanía para capturar cabecillas y destruir laboratorios que el gobierno de México parece tolerar, aún teniendo a las fuerzas armadas fuera de los cuarteles.
Quizás no llegue a cumplirse el que Trump envié drones para bombardear laboratorios, pero seguramente habrá alguna repercusión en el comercio exterior donde es muy claro que podría imponer aranceles de castigo a México donde las puras amenazas hacen tambalear el dólar e impactaría notablemente a Chihuahua.
Lo malo de este encono, es que la Federación no reacciona en forma contundente ni con esa amenaza y Chihuahua sigue sin ministerios públicos federales suficientes para hacer la tarea. En cambio, Claudia Sheinbaum le apuesta al discurso nacionalista. Veamos que sigue en enero.