
El hallazgo de narcofosas en Ascensión con una docena de cadáveres, es apenas el hilo de una madeja. Es el noroeste un corredor del narcotráfico que vivió en el sexenio del calderonismo también la violencia y la tranquilidad llegó por largos periodos de tiempo hasta el establecimiento de una hegemonía que lograron los grupos afines al Cártel de Juárez. Fue entonces que recurrieron a las desapariciones de personas para no calentar la plaza. Lo mismo rivales, indisciplinados, que migrantes y paisanos, claro, estos últimos inocentes. Sin embargo, los enfrentamientos siguieron en los límites de Sonora, lo mismo en Madera que en la región de Janos y Aguaprieta donde ocurrió la masacre de Bavispe. Quienes la perpetraron la mayoría está en prisión por la intervención de las autoridades de Estados Unidos y no hay que ver Netflix fronterizo con sus fábulas para saber que nuevamente metieron las manos. No sé explica de otro modo, aunque la Fiscalía no les de el mérito a los gringos. Por lo pronto una docena de familias tendrá un poco de paz tras la identificación de las víctimas que aún va a tardar algunos meses. También la Comisión Local de Búsqueda que acumula por cientos las pesquisas de desaparecidos levantados en la región noroeste, tendrá una docena de reportes que dar de baja. Por cierto, esa instancia, no localiza a nadie en los casos de narcotráfico. Solo sirve para generar una pesquisa impresa que pegan en postes de luz. El fiscal César Jauregui debería replantearla. Claro, si quiere presentar más trabajo resuelto.