
Vaya exhibida que se llevó el juez Víctor Manlio Hernández Calderón, quien liberó de juicio penal por la muerte de 40 migrantes al comisionado del Instituto Nacional de Migración Francisco Garduño el pasado viernes tras una audiencia de varias horas en la que concedió la suspensión al proceso penal que se le seguía por el delito de ejercicio indebido del servicio público.
El juez, originario de Nuevo Casas Grandes, es acusado de influyentismo por la prensa de Tepic,Nayarit donde en junio del 2019 fue detenido cuando manejaba hasta las chanclas y fue detectado por un operativo anti ebrios conduciendo un automóvil. La charola del juez y el fuero que conlleva le salvó de ir a parar a los separos preventivos. El magistrado alegó el fuero, no fue detenido , pero no pudo evitar que fuera grabado y que circulen videos. Tampoco una multa y que se le abriera una carpeta de investigación por parte de la Fiscalía General de Nayarit que dio vista el Consejo de la Judicatura Federal.
Al poco tiempo de ese bochornoso incidente fue cambiado y apareció en Ciudad Juárez dónde llevó la solicitud de Amparo del comisionado Garduño que todavía este fin de semana intentaba dar atole con el dedo alegando que es inocente por estar a más de 2000 km de distancia.
Al juez teporocho y a Garduño, pasaron por alto que los migrantes fueron recluidos en la estación migratoria del puente Lerdo convertida en una cárcel prácticamente clandestina.
La decisión del juez es otra mancha al Poder Judicial de la Federación y le da la razón a la 4T cuando en los argumentos para implementar la reforma judicial que señalaban al sistema de estar plagado de corrupción y por eso había que enviarlos a elección.