El empresario juarense Tomás Zaragoza, patrón del alcalde Cruz Pérez Cuéllar y mandamás en el municipio, se encuentra en el ojo del huracán tras la explosión de una pipa de gas LP de una de sus empresas que dejó 4 muertos y por lo menos 60 heridos en Iztapalapa, sin tener seguros de responsabilidad registrados ante la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA), de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
El accidente abrió la caja de Pandora hacia las empresas del Grupo Tomza y la cantidad de percances que ha tenido, al menos una docena en los últimos años, pero también hacia el monopolio que ejerce en el país y junto con otros seis grupos gaseros —Zeta Gas, Gas Uribe, Vela Gas, Gas Nieto, Global Gas y Soni Gas— a los que ni el mismo AMLO les pudo hechar el guante para expropiarles y restituir a la nación este negocio. López Obrador mejor optó por crear el gas del Bienestar.
Transportadora Silza, que fue la involucrada en el accidente, y es filial de Grupo Tomza, anunció que activó tres seguros, pero ninguno registrado ante las autoridades, en una acción tardía que no evitó que todos los medios nacionales y algunos internacionales voltearán a ver los monopolios gaseros. También no pudieron evitar que miraran las ligas con la política morenista, entre las que se encuentra la que Zaragoza tejió con Pérez Cuéllar cuando lo pusó a sus pies para defender sus intereses.
Algunos medios daban cuenta entonces de que los tentáculos del zar del gas en México, Tomás Zaragoza, quien ha construido un emporio de empresas que acaparan más de la mitad del mercado en la cadena de producción de gas LP, se fortalecieron en el norte con el apoyo y amistad que presumía hasta en redes sociales con el senador y aspirante de Morena a la gubernatura de Chihuahua en el 2021 y ahora en el 2024. Más que amistad, subordinación, dicen muchos.
Uno de los medios, La Política Online, reveló que el magnate gasero estaba en la mira del gobierno mexicano por las presuntas relaciones de complicidad que tejió con el exdirector de Pemex Emilio Lozoya Austin, de quien habría recibido descuentos multimillonarios en la compra de combustible, además de haber adquirido, para posteriormente rentar a la paraestatal, los buques gaseros Alberto I, II, III y IV con un valor de cien millones de dólares, posterior a la entrada en vigor de la Reforma Energética.
Cruz presumía sus comilonas con Zaragoza, quien llegó a estar en primera fila en sus informes como senador, quien fue balconeado algunas veces por acudir a la entonces Comisión Reguladora de Energía (CRE), hoy Comisión Nacional de Energía, en las oficinas del Boulevard Adolfo López Mateos 172, cabildeando asuntos del magnate sobre una denuncia por irregularidades y actos monopólicos; así lo consigna la prensa.
También se daba cuenta en las notas periodísticas de cómo Pérez Cuéllar utilizaba su escaño para legislar a favor de los intereses del Grupo Tomza: El 16 de octubre de 2018, un mes después de tomar protesta como senador, Pérez Cuéllar exhortó a la Fiscalía Federal de la República a abrir una investigación a Grupo SONI (SoniGas S. A. de C. V.) para revisar si esta empresa había incurrido en el delito de sustracción de hidrocarburos de ductos. Todo para quitarle la competencia a Tomza.
Eran otros tiempos, los legislativos; ahora Cruz es presidente municipal reelecto y lo que no cambia es su objetivo de llegar a la gubernatura de Chihuahua y su subordinación a Tomás Zaragoza, al grado de que le entregó la Tesorería Municipal, donde despacha la también empleada del magnate, Dayira Fernández. De la mano en el gobierno cruzista, seguiremos con el tema más adelante; por lo pronto, Tomza está en el ojo del huracán, por lo menos mediático, porque con la 4T los monopolios gaseros han sido intocables.





