
Decían los abuelos que en los primeros días del año son las cabañuelas para saber cómo estará el clima hasta por mes. Los políticos tienen sus primeros 100 días, y la violencia, indicadores, aunque aquí hay cabañuelas de sangre.
Siete ejecutados en los primeros días del año en Ciudad Juárez no son buena señal para la frontera. Tampoco para el estado donde la violencia continuó en la sierra Tarahumara y hasta ataques con drones explosivos se registraron en diciembre contra las fuerzas policiacas.
La frontera terminó con una cifra de más de 1100 ejecutados en el 2024 e inicia con una cadencia que parece que superará este año sus propios récords que la mantienen entre las más violentas del mundo.
Ni un sector de la ciudad se salva de la violencia. Ayer arrojaron un cadáver encobijado en Campos Elíseos por la tarde, a plena luz del día. Ahí cerca de los fraccionamientos dónde vive Armando Cabada y otros legisladores y donde vivió por algún tiempo él mismo alcalde Cruz Pérez Cuéllar antes de mudarse a El Campestre de donde fue sacado por la Fiscalía Anticorrupción de El Bayo. Para más precisión fue dejado cerca de la Acequia en el cruce del Boulevard Tomas Fernández y esquina con Cerrada Andaluz. Se supone sobrada la seguridad. Hasta guardias privados y cámaras hay en el sector. Pero están rebasadas las corporaciones y el llamado que hace desde el Congreso de Chihuahua el diputado Arturo Medina a la Federación para atender violencia en Guadalupe y Calvo donde aparecieron los drones explosivos, debiera extenderse también a Juaritos. Aquí no hay drones pero la ciudad tiene miles de muertos por año que hacen necesaria, mínimo, la aplicación del operativo Enjambre. No importa quien caiga, es necesario.