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Realmente una disculpa pública y la inscripción al padrón de violentadores durante cierto tiempo, no le hace justicia a las mujeres víctimas de violencia política de género. No inhibe la conducta y menos cuando la misoginia se encuentra arraigada.
El ejemplo mas reciente es el del delegado regional de Bienestar en Nuevo Casas Grandes, Mario Saldaña en una dependencia federal dirigida por mujeres, Mayra Chávez y Ariadna Montiel y por supuesto, la presidenta Claudia Sheinbaum. El Tribunal Estatal Electoral recibió la denuncia y lo sentenció, le obligó pedir disculpas a su víctima, la maestra Venus Olmos a quien le hizo una campaña denigrante cuando ella fue sindica estaba embarazada, cuestionando sus capacidades por ser mujer.
El macho funcionario agotó todas las instancias y al final la sala Guadalajara le dio palo y también lo obligó a cumplir la sentencia.
La disculpa la hizo ayer en un minuto y medio en un portal local de noticias. Nervioso, leyendo un documento y más forzado que sentido. No hubo realmente reparación del daño sicológico, tampoco del daño moral que ocasionó al intentar frenar aspiraciones políticas. Pero al final del día, se tragó su ego y se disculpó.
No es justicia porque no repara el daño, y es probable que seguirá violentando mujeres de todas las edades en Bienestar y en su comunidad. Y no es el único caso, por ahí a anda un Miguel Riggs o Francisco Sánchez señalados en estos días de lo mismo. No cabe duda, falta más rigurosidad en las sanciones sin duda.
Por cierto, derivado del trabajo de Venus Olmos como sindica, la Fiscalía Anticorrupción hizo limpieza en la alcaldía de Nuevo Casas Grandes. Metió a Cynthia Ceballos a la cárcel y ahí se encuentra todavía por actos de corrupción y claro, siguiendo la tradición, el fiscal Abelardo Valenzuela ni siquiera le dio el crédito en la audiencia pública del Congreso del Estado. Se colgó solo la medalla y eso que es su trabajo más sobresaliente No cabe duda, romper con el patriarcado y generar una nueva cultura de igualdad y derechos, sigue a años luz.
